Bertha Benz, el ícono feminista del automovilismo

Aniversario de la esposa de Carl Benz, la primer mujer que se animó a los automóviles de carrera.

A 132 años del primer viaje en auto. El 5 de agosto de 1888, la esposa y socia de Carl, fundador de Mercedes Benz, recorrió los 106 kilómetros entre Mannheim y Pforzheim para demostrar que ese desconocido y temido vehículo era confiable

Bertha Benz emprendió el primer viaje de larga distancia con sus hijos adolescentes Richard y Eugen. Foto: Gentileza Mercedez Benz

Hace 132 años, en la mañana del 5 de agosto de 1888, Bertha Benz escribió un mensaje: «Vamos a Pforzheim a ver a la abuela». Dejó el papel y se fue al taller de su esposo Carl con Richard y Eugen, sus dos hijos mayores. Lo más silenciosamente posible, empujaron la tercera versión del Benz Patent-Motorwagen hasta la calle, donde encendieron su motor y emprendieron el primer viaje de larga distancia con un automóvil desde Mannheim hasta Pforzheim, en el sur de Alemania.

A la noche, tras resolver varios inconvenientes que se sucedieron durante el trayecto de 106 kilómetros en 12 horas, Bertha llegó a destino y se comunicó con Carl por telégrafo. Fue entonces cuando le confesó que había usado el prototipo de tres ruedas con un motor de tracción trasera. Su objetivo de darle publicidad y demostrar la fiabilidad de ese desconocido y temido vehículo ante el escepticismo de la gente dio sus frutos poco después.

El Benz Patent Motorwagen, de 1888. Motor de 1.6 litros, cuatro cilindros y 2,5 HP de potencia.

El Benz Patent Motorwagen, de 1888. Motor de 1.6 litros, cuatro cilindros y 2,5 HP de potencia.Newsletters Clarín Mundo Messi

El automóvil llegó a convertirse en un bien material de producción masiva en el siglo XX y en mayo de 2011 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) incluyó oficialmente en el Registro de la Memoria del Mundo la patente DRP 37435 de un «vehículo impulsado por un motor de gasolina», que Carl Benz solicitó en 1886, porque «encierra una significación mundial y documenta el inicio del automóvil individual en los países industrializados y su difusión al mundo entero».

Benz, considerado el padre del automóvil por ese hecho, fue reconocido mundialmente y en 1984 entró al Salón de la Fama del Automóvil. Bertha, en cambio, recién fue incluida en 2016. “Como era el papel de una esposa a fines del siglo XIX, también tenía que cuidar a la familia, criar a cinco hijos, hacer todo el trabajo doméstico, cocinar. Por lo tanto, fue el doble de lo que logró en comparación con un hombre. Entonces, si puedo decirlo, ya era hora de que Bertha Benz sea inducida al Salón de la Fama, 32 años después de Carl y 130 años después de sus logros. Para mí, personalmente, es de gran satisfacción que mi bisabuela sea honrada ahora», dijo Jutta Benz, bisnieta de Bertha y Carl hace cuatro años.

La «bruja» de los caminos

El 8 de marzo de 2019, Mercedes Benz homenajeó por el Día de la Mujer a Bertha por aquel viaje de 1888. En un cortometraje dirigido por Sebastian Strasser, la empresa representó lo que se habrá vivido por la presencia de ese artefacto desconocido que era conducido por una mujer.

En el video, al grito de «bruja», una niña anticipa la llegada al pueblo de ese primer automóvil y se observa lo que debió hacer la socia de Carl para reparar el vehículo a lo largo de un camino preparado solo para carruajes tirados a caballo y en medio de colinas.

Según cuenta la historia, aquel 5 de agosto de 1888, Bertha aprovechó que su marido dormía para emprender ese viaje que -confiaba- sería clave en el futuro de la empresa familiar, después de apostar todo su dinero en el proyecto de Carl. Lo hizo junto a sus hijos mayores: Eugen (15) y Richard (14).

Segura de sí misma y con los conceptos de mecánica que había incorporado por las enseñanzas de su padre, partió consciente de que el carburador del Benz Patent-Motorwagen tenía un suministro de menos de 5 litros de gasolina, por lo que debería encontrar una farmacia donde compraréter de petróleo (ligroína), que servía de combustible en esa época, pese a ser un disolvente para lavado en seco.

Lo encontró en Wiesloch, ciudad que recuerda ese momento con un monumento, porque aquella farmacia se transformó en la primera estación de servicio del mundo. 

Representación contemporánea de la farmacia de Wiesloch, la "primera estación de servicio del mundo".

Representación contemporánea de la farmacia de Wiesloch, la «primera estación de servicio del mundo».

Homenaje a Bertha Benz y el primer viaje en auto en Wiesloch.

Homenaje a Bertha Benz y el primer viaje en auto en Wiesloch.

Pero no fue el único inconveniente que se le presentó: limpió una válvula obstruida con un alfiler de su sombrero y arregló el sistema de encendido con una hebilla del pelo y una liga que usó como aislante para cubrir un cable pelado.

Además, como el auto usaba un sistema de termosifón para enfriar el motor, se detenía en cada fuente para echarle agua fresca y refrigerarlo e hizo una parada clave en una zapatería para ponerle suelas con cuero a los frenos de madera, en lo que fue un anticipo de lo que luego sería su invención de las pastillas de freno. También pidió ayuda a un herrero para reparar una cadena de transmisión que se rompió.

La ruta. Así fue el recorrido de ida y vuelta de Bertha Benz.

La ruta. Así fue el recorrido de ida y vuelta de Bertha Benz.

Después de tres días en la casa de su madre, Bertha retornó a Mannheim con dos conclusiones claras: utilizar por primera vez el automóvil en un trayecto largo fue fundamental para mejorar la creación de su marido, tanto con las pastillas de freno como con un engranaje accesorio para subir las colinas, y demostrar que ese invento era idóneo para el uso diario.

Ciento veinte años después, el camino se convirtió en un circuito turístico. Esta ruta es conocida como la «Bertha Benz Memorial Route» y une Mannheim con Pforzheim, vía Heidelberg, atravesando la Selva Negra.

Además de la decisiva función de Bertha Benz, otra mujer aparece en la historia de la firma alemana: Mercedes era la hija de Emil Jellinek, uno de los dueños de Daimler, la compañía que junto a Benz conformó la renombrada Mercedes-Benz.

Apostó su fortuna al sueño de su marido

Bertha Benz vivió 95 años, entre 1849 y 1944.

Bertha Benz vivió 95 años, entre 1849 y 1944.

Bertha Ringer nació el 3 de mayo de 1849. Como hija de una familia acomodada de Pforzheim, estudió todo lo que se le permitía en una época en la que las mujeres no tenían acceso a la educación superior. «Los científicos afirmaban que el cerebro femenino era lógicamente incapaz de absorber y procesar tanta información. Y que pensar demasiado podría llegar a ser perjudicial para lo único para lo que habían estado creadas: su capacidad de procrear”, según cuenta la biografía de Bertha en la web de Mercedes-Benz.

Dicen que una frase que su padre escribió en un cuaderno familiar marcó su vida. «Desafortunadamente, solo una niña otra vez», fue lo que leyó Bertha y lo que la determinó a demostrar al mundo que las mujeres también podían lograr grandes cosas. Por eso absorbió cada conocimiento que su padre, un carpintero que había alcanzado una posición de considerable riqueza, le brindaba sobre el funcionamiento de la locomotora o que su maestro de Ciencias Naturales le daba en la escuela para hijas de alto nivel, a la que accedió cuando tenía 9 años. 

A diferencia de otras muchachas de ese tiempo, Bertha no vivió un matrimonio de conveniencia: a los 20 años conoció en el club Eintracht a Carl Benz, un joven ingeniero desalineado, se enamoró y se casó el 20 de julio de 1972. Un año antes, habia invertido su dote en el financiamiento de ese carruaje sin caballos en el que tanto trabajaba su pareja. «Con este paso, a mi lado está un idealista que sabe lo que quiere, desde lo pequeño y estrecho hasta lo grandioso, claro y vasto», escribió en sus memorias.

Casi dos décadas después, pese a estar al cuidado de cinco hijos y con un esposo desanimado porque nadie se interesaba en su invento, Bertha emprendió un viaje determinante para la historia.

HS

Fuente: Clarín