Historia de refranes

En algunos países hispanoamericanos, se sustituye ahorca por ahoga. Pero apretar se aprieta siempre. Y siempre es Dios el que lo hace. El mismo que (siempre también) te saca de la hora oscura y provee de aquello que se necesita para seguir adelante, ya sin apretadas ni aprietes. 

POR HUGO PAREDERO

Telam SE

Dios aprieta pero no ahorca

¡Se ha dicho tanto en torno a Dios, el Gran Invisible! ¡Dios mío! Que Dios da la llaga y da la medicina, que Dios le da pan a quien no tiene dientes, que Dios escribe derecho sobre líneas torcidas… Y esta que nos convoca: que “Dios aprieta pero no ahorca”, una de las más suplicadas, porque aprieta mucho, demasiado, el Quía, cuando aprieta…

Claro, como los creyentes le atribuyen a Dios el cuidado del mundo y de los hombres y mujeres, cuando sobreviene una situación difícil se imponen entender que Dios la envía como recurso para llegar al autoconocimiento y a la sabiduría y salir mejores. La idea es que, mientras Dios te está apretando, deposites toda tu confianza en el banco de la divina providencia y sepas esperar. Porque al final Dios proveerá y hará que la soga de esa horca se afloje ¡y vuelvas a respirar!…

Algún ateo irónico, o un creyente no tan fanático, bien podrían preguntarse si no hay  sadismo en ese Dios que aprieta y aprieta, mientras sabe que dejar de apretar también está en sus manos…

Con perdón del Supremo Hacedor, el secreto de un buen apretón (o una buena apretada) está en no dejar sin aire al apretado. Si el apretado siente que lo están ahorcando se hace muy difícil confiar en la divina providencia…

En cambio apretar un bebé contra el pecho, apretar con alguien en un zaguán o a la luz de la luna, apretar los tornillos dentales que estaban flojos… son todos ejemplos de apretadas provechosas, sin peligro de ahorcamiento… ¡Pero ojo con apretar los pensamientos, los dientes, los puños, porque pueden conducirte al autoahorcamiento, y ahí sí que Dios no se hace cargo!…

Coloquialmente hablando, el apriete puede significar “presionar a una persona, generalmente por medio de amenazas, para lograr de ella un cierto comportamiento, cambio de opinión o voto”… Hay muchos apretadores de esos. Y muchos apretados que, por miedo a terminar ahorcados, complacen enseguida al apretador…

En casos así, Dios no puede hacer declaraciones por secreto de sumario…

Fuente: Télam